Las películas que estrenan día a día no dejan de impactarnos por su realismo cada vez mayor pero, ¿hacia dónde se dirige el cine? o ¿cuáles son las nuevas tendencias en el séptimo arte?
Éstas son preguntas que rara vez nos hacemos puesto que nos contentamos con sentarnos en una butaca y dejarnos llevar por lo que vemos en pantalla, sin preguntarnos siquiera por un momento todo el proceso que implica realizar un filme o hacia dónde nos lleva el futuro.
En el cine todo tiene truco… ¿Hasta dónde vamos a llegar?
Considero que en el mundo moderno en que vivimos nos volvemos rápidamente dependientes de las máquinas, delegando funciones cotidianas y haciendo que no ejercitemos nuestra mente y, en ocasiones el trabajo creativo. Nuestra sociedad se vuelve cada vez más tecnológica y se le da más importancia a la lógica artificial. Las computadoras realizan trabajos y se adentran cada vez más en nuestra vida. El problema se produce cuando una computadora, en lugar de ayudar al hombre, lo sustituye.
¿Qué pasó con el antiguo proyector de cine manejado por un operador? En la película italiana Cinema Paradiso encontramos al entrañable personaje de Alfredo, operador de uno de esos proyectores y quien, como mentor del personaje principal, le transmite su conocimiento.
¿Y hablando de la iluminación o el sonido? Esas profesiones eran en verdad delicadas; se necesitaba encontrar el tono justo de luz para que la escena funcionara y utilizar aluminio para hacer el sonido de un trueno ahora es gracioso.
¿El sutil arte de la edición? Sergei Einsestein o Charles Chaplin requerían tener cientos de metros de película, analizarlos y formar la película que deseaban después de un exhaustivo trabajo ¿Qué pensarían al saber que ahora existen programas especiales encargados de eso que pueden ser operados por una sola persona? ¿El actor estrella falleció? Se puede revivir para cualquier proyecto sin demasiado costo.
Parece debemos establecer un límite porque una computadora jamás llegará a poseer los instintos de una persona, su creatividad, su capacidad de ver más allá de lo evidente, de sustituir todo el trabajo que implica la maravillosa creación conocida acertadamente como “el séptimo arte”.
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